1) Toda actitud comunica. No es posible no comunicarse, eso es una verdad evidente, un axioma de la comunicación.
Aunque no se pronuncien palabras, los gestos y la actitud corporal está comunicando. El solo hecho de no querer hablar en sí mismo es una actitud. La comunicación es un 70 % de expresión no verbal y un 30 % se compone por palabras. Antes de planear un discurso o dar una presentación efectiva, piense en su lenguaje corporal. Recuerde algo: sus gestos, sus ademanes, la forma de mirar y el movimiento de sus manos comunica más que las palabras.
2) Los silencios, un aliado poderoso en las presentaciones. Cuando esté dando una presentación, haga silencios ocasionalmente para llamar la atención y generar expectativa sobre un tema. Los mejores oradores lo hacen y no es difícil, así que inténtelo.
3) En una situación conflictiva, no mueva las manos. Cuando esté tratando un cliente, usuario o empleado que esté un tanto airado, no mueva las manos, porque esto será entendido como una forma hostil y grosera de responder a un reclamo. No es que deba permanecer con sus manos quietas, debe procurar la calma, ya que en situaciones de desespero y ánimos enardecidos las emociones suelen manifestarse en las manos. En vez de eso, ladee su rostro y escuche atentamente lo que su interlocutor (iracundo) está vociferando. Esa persona necesitará de su comprensión, así que es necesario ser asertivo con cada palabra. Un "comprendo su molestia e inmediatamente procederé a dar solución" o el tan utilizado "gracias por su espera" de los callcenter o un "de antemano, le ofrezco disculpas por la tardanza" no son simples palabras cliché, en realidad impactan en el otro y dan esa sensación de comprensión.
4) Maneja un mismo tono, no eleve la voz. Como complemento a lo anterior, haga de su voz un melodía armoniosa capaz de apaciguar los ánimos. En manejos conflictivos, no alces la voz, procura mantener un mismo tono de voz y, ante todo, escuche, en vez de hablar y ofrecer explicaciones que no suelen tener algún impacto.
5) Llama por el nombre a las personas. ¿Quieres llama la atención del otro? Llame a esa persona por su nombre, es la palabra favorita, la ha escuchado desde que nació y por lo tanto no existe otro apelativo más efectivo que su nombre. Algunos prefieren el apellido, pero el nombre es más familiar y cercano. Los grandes líderes llaman por su nombre a las personas; se aprenden el nombre de todo su círculo cercano porque conocen el impacto que esto tiene en la comunicación. "Andrés", "Christy", "María", "Jonás", "Carlos"...En nuestras capacitaciones lo aplicamos, y el rostro cambia, cuando a una persona se llama por su nombre en vez de acudir al "tú".
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