Para diseñar una estrategia de comunicación que apoye los programas de responsabilidad social en el trabajo con comunidades, es indispensable desarrollar contenidos para la radio, ya que este es el principal medio de comunicación que se utiliza en la ruralidad. Negritudes, indígenas, y en general la población que vive por fuera de los cascos urbanos, se benefician de la radio comunitaria. Por esta razón, es necesario desarrollar contenidos para la radio, si en realidad se busca atender de forma oportunas a estos segmentos de la población.
Este es un artículo que muestra el desarrollo de la radio comunitaria en Colombia.
La radio indígena comunitaria en Colombia y la sostenibilidad
En Latinoamérica, Colombia se ha caracterizado por ser uno de los primeros países en crear la radio comunitaria con el fin de impartir conocimientos básicos en las zonas donde no había escuelas y lograr una mayor participación de las zonas rurales del país frente a la comunicación.
La primera radio fue creada por monseñor José Joaquín Salcedo Guarín en 1947. Esta radio se llamó Radio Sutatenza, utilizada como un medio para llevar educación a los adultos de las zonas rurales con el fin de que aprendieran a leer y escribir e impartir lecciones de matemáticas y catecismo.
Para el año1978, Salcedo dirigía una labor titánica contra el analfabetismo. Su programa se convirtió en uno de los programas radiales de educación para adultos más grandes del mundo, que en su momento llegó a tener mil funcionarios y recibía fondos de la Iglesia Católica de Alemania, países europeos, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (El Tiempo.com,2007) .
En 1991, con la creación de la nueva constituyente se marcó un hecho histórico para los pueblos indígenas en Colombia, al abrirse un espacio de participación para las comunidades indígenas. La Constitución en su artículo 70 estableció que “la cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad. El Estado reconoce la igualdad y dignidad de todas las que conviven en el país”.
Es así que el Estado colombiano debe reconocer que los pueblos indígenas “merecen un trato diferencial por parte del Estado. Esto sirvió como un marco para ratificar una serie de mecanismos legales que favorecen a los pueblos indígenas colombianos”. Por lo tanto, como parte de este tratamiento diferencial y favorable sancionado por la nueva Constitución, el Estado colombiano es responsable de proveer a los pueblos indígenas de medios de comunicación (Rodríguez y El’Gazi, 2005).
En 1996, cinco años después de que la nueva Constitución entró en vigencia, la ley 335 ordenó al gobierno colombiano garantizar el acceso de los pueblos indígenas a los medios, al establecer: “El Estado garantizará a los grupos étnicos el acceso permanente al uso del espectro electromagnético y a los servicios públicos de telecomunicaciones y medios masivos de comunicación del Estado, la creación de sus propios medios de comunicación en sus diferentes modalidades y la realización del plan de desarrollo para los grupos étnicos, con criterio de equidad, reconocimiento de la diferenciación positiva, la igualdad de oportunidades y justicia distributiva acorde a la legislación de las comunidades, con el objeto de garantizar sus derechos étnicos, culturales y su desarrollo integral” (Ley 335 de 1996).
Es a partir de esta fecha que el Ministerio de Cultura por medio de la Unidad de Radio ha apoyado e implementado diferentes iniciativas para fortalecer los medios ciudadanos en el país. Es asi que esta institución gubernamental “ha proporcionado orientación y capacitación en cuestiones técnicas y legales, y, aún más importante, ha establecido un entorno favorable en el cual diferentes colectivos y líderes populares han tenido el espacio y la posibilidad de discutir asuntos cruciales para los medios ciudadanos, tales como políticas y regulación, sostenibilidad, programación y audiencias” (Rodríguez y El’Gazi, 2005).
En el texto publicado por Clemencia Rodríguez y Jeanine El’Gazi[1] llamado La poética de la radio indígena en Colombia, muestra las complejas relaciones e interacciones en torno a las emisoras indígenas de radio en Colombia, advirtiendo como los líderes indígenas de diferentes partes del país aprovecharon rápidamente la oportunidad de diálogo ofrecida por la Unidad de Radio.
La Unidad de Radio convocaba encuentros, coordinaba la logística de los viajes de los líderes indígenas, y proveía los fondos para cubrir los costos de viaje de los líderes de todos los rincones de la geografía nacional con el fin de que los lideres conocieran la radio y también pudieran discutir con sus comunidades si implementaban esta nueva tecnología a su comunidad antes de que ésta fuera simplemente precipitada en sus territorios.
Sin embargo, a pesar del apoyo ofrecido por la Unidad de Radio la reacción de los pueblos indígenas no fue unificada debido a sus diferentes formas culturales. Por ejemplo los Kogui[1] que se encuentran en el norte del país específicamente en la Sierra Nevada de Santa Marta, allí su líder afirmó que “introducir una emisora de radio en la comunidad sería como apuñalar a la madre tierra con un arma directamente vinculada con procesos de globalización y occidentalización”. Los kogui perciben una emisora de radio como un conducto indeseable hacia cuestionables procesos de globalización occidentalizante. Para ellos, una antena de radio es un arma corto punzante que agresivamente une su territorio y cultura con el capitalismo global (Rodríguez y El’Gazi, 2005). De esta manera decidieron no tener su propia radio.
De otro lado, se encuentra el pueblo Awá[2] quienes tienen sus emisoras de radio en pleno funcionamiento. Ellos tienen una idea clara sobre cómo manejar e implementar los modernos medios de comunicación. De acuerdo con su perspectiva, estos medios deberán ser bienvenidos sólo si contribuyen al cumplimiento de los planes de vida.
Para esta etnia el plan de vida define los parámetros para pensar sobre el papel de los medios en cada comunidad. Por ejemplo, los Awá usaron su plan de vida para discutir las necesidades de comunicación de dos comunidades Awá que han desarrollado relaciones muy diferentes a la tradición y el lenguaje Awá. El resultado son dos emisoras de radio especialmente diseñadas para responder a dos necesidades diferentes de comunicación e información. La primera, es una emisora de frecuencia AM en lengua indígena para los Awá más rurales, mientras que la otra es una emisora en FM en español para los Awá más mestizos que viven en los centros urbanos regionales (Rodríguez y El’Gazi, 2005) .
Con lo anterior, es claro que desde la promulgación del la Constitución Política de 1991 se ha permitido una mayor participación de los pueblos indígenas como el reconocimiento multicultural que merecen. Pero debido a esa diversidad cultural que los caracteriza la implementación de nuevos medios tecnológicos son diferentes ya que depende de cada una de las necesidades de los pueblos en cuanto a la información que quieren manejar. En la gran mayoría de los casos el uso de las radios comunitarias dentro de los pueblos indígenas ha tenido aspectos positivos porque ha permitido cada vez más fortalecer sus aspectos tanto de identidad como culturales.
[1] Los indígenas Kogui habitan la vertiente norte y sur de la Sierra Nevada de Santa Marta e incluye 6,138 miembros (Observatorio Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2010). [2] El pueblo indígena Awá se encuentra ubicado en la parte occidental del Macizo Andino, comenzando en la cuenca alta del río Telembí (Colombia) y extendiéndose hasta la parte norte del Ecuador. La población Awá se estima en 15.364 personas, correspondientes a la parte de Colombia (Ministerio de Cultura, 2010).
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